Los contrabandistas de Moonfleet

Moonfleet

Fritz Lang, Estados Unidos, 1955, Théâtre du Temple

Comentario

La secuencia tiene por objeto la exploración por parte del joven John de un espacio intermedio, una especie de antecámara a cielo abierto que constituye ese parque invadido por la vegetación y como vuelto a un estado salvaje: ya no es el mundo exterior pero todavía no es la mansión, donde antaño vivió su madre. Para penetrar en ese lugar, primero hay que franquear un portal pero éste parece impracticable, el perímetro es, por tanto, cerrado y, sin embargo, poroso: John aprovechará su pequeñez de niño para lograr colarse y, en el movimiento de raccord entre el plano filmado desde la ruta y la vista desde el jardín, la cámara pasa con John del otro lado. Este lugar está asociado con un personaje designado por la madre muerta de John para convertirse en su amigo: el señor Fox y el desafío es grande para el niño, decidido a responder a la última voluntad materna. Pero Fox parece lejano y el lugar hostil, en ruinas, es sacudido por un viento de ráfagas sonoras y poderosas. La música acompaña la progresión del niño, primero lenta y prudente, dándole gran importancia a las miradas a su alrededor. Encontramos aquí una figura clásica del descubrimiento de un lugar: el travelling hacia adelante subjetivo (visto por el personaje) y, al final del plano, la entrada del personaje al espacio que miraba, en contraplano. Este espacio está estructurado por diferentes elementos precisos y destacables, como en una escenografía teatral (estamos en un estudio): por ejemplo, las escaleras y la puerta en ojiva bajo la cual John se detiene antes de darse vuelta, cuando oye la música que lo va guiar hacia Fox. En ese momento asistimos a otro rasgo de la exploración de un lugar por parte de un personaje: la llegada desde el fondo de la pantalla, con la cámara que retrocede de manera muy fluida mientras él avanza. Luego John, impaciente, va a acelerar a medida que la música se oye más cercana (hay un ritmo de descubrimiento). Se detiene detrás de una ventana y la cámara nos permite ver lo que ocurre en el interior, sin raccord directo de mirada (estamos directamente en la sala y ya no en el punto de vista de John): es el lugar de los ágapes, del deseo sexual, el mundo de los adultos al que John no tiene acceso. Fox sigue siendo un extraño, muy separado del niño (será preciso franquear un umbral más para que John se encuentre con él).