Los contrabandistas de Moonfleet

Moonfleet

Fritz lang, Estados Unidos, 1955, Théâtre du Temple

Comentario

La película comienza con un largo plano fijo en Cinemascope, un paisaje nocturno sobre el cual se despliega un texto novelístico que indica la época y el lugar del relato. Al fondo de la imagen aparece la silueta de un niño que será el personaje principal: John Mohune. John avanza silbando y descubre un cartel de madera que indica el nombre de un lugar al que se aproxima: “Moonfleet”, que John pronuncia con su voz de niño inocente y decidido. Rápidamente el lugar es nombrado dos veces consecutivas (una escrita, la otra en voz alta): es decir que Fritz Lang ubica su historia en una relación sumamente estrecha con el lugar, epónimo, en el cual va a desarrollarse. Que el título de una película (y vale igualmente para un libro) lleve el nombre de su lugar principal es algo corriente y clásico: en estos casos, el nombre designa a menudo el objeto de una búsqueda (un lugar al que llegar) o bien el espacio circunscripto del relato. De igual manera, comenzar con la llegada de un personaje a un lugar no es raro (particularmente en las películas de relato arquetípico), en este caso la película de aventuras, pero pensamos también en los westerns con sus comienzos en los cuales un justiciero llega a una ciudad.

El cartel indicador “Moonfleet” actúa para el personaje como un primer pasaje simbólico, un “peaje” antes del de la estatua aterradora (la música redobla aquí el sentimiento de peligro) y esos dos peajes parecen servir como advertencias. De hecho, John va a encontrarse de pronto como aspirado por el lugar, desapareciendo en sus escondites (y la película se desarrollará en galerías secretas, cuevas, grutas, pozos), frente a ocupantes patibularios, los habitantes del lugar. John es el intruso, uno no se penetra impunemente en un lugar al que no ha sido invitado. El final de la secuencia nos hará comprender por qué John ha venido aquí enviado por su madre poco antes de morir, como último deseo, pero también como una prueba iniciática lanzada al niño a fin de que encuentre a Jeremy Fox, ese hombre que ha pertenecido al pasado de su madre, y que será tal vez para John un protector, un amigo. Será preciso para John vincularse con algo de su propia historia y desde el comienzo de la película podemos apostar a que el lugar tiene cosas que él no sabe. El lugar, Moonfleet, se convierte así en la metáfora del origen, del secreto y es el motor del relato que ahora puede comenzar.