El pequeño fugitivo

Little Fugitive

Morris Engel, Ray Ashley et Ruth Orkin, USA, 1953

Comentario

La lluvia y la tormenta son los verdaderos protagonistas de esta secuencia en la cual el director “se mete con lo real” en lo que tiene de menos manejable: los efectos meteorológicos. Morris Engle ha esperado esa tormenta para poder filmar en planos generales (lo que una tormenta reproducida en estudio no permitiría). Se trata de una secuencia compleja, con mucho montaje, que sin duda no se filmó en continuidad, con una sucesión de planos sobre los efectos de la lluvia, que aquí toma un valor plástico que afecta a la propia materia de la imagen (primeros planos sobre la gotas que caen, los charcos, la cortina de lluvia), alternando con planos más abiertos, en los cuales el director aisla grupos de personajes que intentan refugiarse como pueden. La ficción se interrumpe entonces provisoriamente y deja lugar a la observación de lo real: una tormenta brutal que provoca la huída y la dispersión de una multitud. Si el montaje, rápido y ritmado, ilustra bien la precipitación y el pánico que se apodera de los protagonistas, la construcción de planos no parece en absoluto improvisada: el realizador conoce muy bien los lugares (aquí la playa de Coney Island) y sabe exactamente dónde poner la cámara para registrar mejor la corrida de la multitud hacia los refugios, después la espera a que termine el chaparrón. Para eso, Morris Engel utiliza una cámara muy ligera y casi invisible, especialmente fabricada para este fin por un amigo ingeniero. La discreción de este dispositivo facilita la inmersión total en el seno de los grupos, nadie parece ser consciente de que está siendo filmado. La inserción progresiva de planos cercanos sobre el personaje del hermano mayor inicia el regreso al hilo de la ficción: los falsos raccords de miradas sobre las escenas de huida llevan al espectador a reconectarse con el desafío de la película: el hermano mayor debe imperativamente encontrar a Joey, su hermano menor perdido. La tormenta, en toda su realidad inmanejable tiene también una función en el guión: en la secuencia precedente el hermano mayor había divisado a Joey para luego perderlo en la multitud: la lluvia que vacía la playa va a permitirle reencontrarlo.