El hombre tranquilo

The Quiet Man

John Ford, Estados Unidos, 1952

Comentario

ohn Ford filma esta película en Irlanda, de donde es originaria su familia y en donde el paisaje le inspira secuencias muy líricas, filmadas con los bellos colores saturados del Technicolor. En esta escena se enfrentan el hombre, de regreso de los Estados Unidos en donde fue boxeador, y la mujer pelirroja de carácter fuerte del que se enamoró. El hombre se alojó en el pueblo, en dónde compró una casa de campo, pero el hermano de esta mujer le ha prohibido toda relación con él.

La escena, en la gran tradición romántica, pone el acento en los excesos de la naturaleza (un violento temporal) y el desgarro de las pasiones que animan a los personajes. Cuando el hombre se acerca a la casa de campo, el viento es moderado, pero va a desatarse cuando entre en contacto con la mujer, como si la tempestad se hubiera desatado por la fuerza de sus impulsos. En el interior de la casa, Ford usa las aberturas (puertas y ventanas) para evocar de manera totalmente artificial la tormenta exterior: la cortina que vuela bajo el efecto de un túnel de viento fuera de campo, la proyección de sombras abstractos de follajes en la abertura de la ventana, el plano en el que ella trata de escapar y él la retiene en el umbral de la puerta para volver a llevarla al interior es una obra maestra de las relaciones entre el tiempo meteorológico y los sentimientos.El furioso viento que entra en la pieza haciendo volar sus ropas tiende a separarlos uno del otro y manifiesta la potencia de lo prohibido que pesa sobre esta unión. Pero este mismo viento encarna también la fuerza pulsional que hace triunfar sus ganas de abrazarse. Sobre el fondo negro de la pieza oscura, se destacan los colores vivos y puros (azul blanco rojo) de las ropas de la mujer y el rojo brillante de su cabellera que son la expresión visual barroca, siempre el movimiento, de los sentimientos que los agitan.

Palabras clave

Pulsiones.