Siete ocasiones

Seven Chances

Buster Keaton, USA, 1925

Comentario

Si la persecución es una figura clásica del cine burlesco, Buster Keaton nos entrega aquí una versión virtuosa. En esta escena nada está trucado (salvo un maniquí que toma el lugar del actor en el árbol, el tiempo de un corte). Incluso si sabemos que las rocas son falsas, por ejemplo, las acciones que el actor encadena bajo nuestros ojos son bien reales, y son también rendimientos físicos: saltar sobre un precipicio, caer de un árbol, lanzarse por una colina, de cabeza… La longitud de los planos, como la elección de una secuencia bastante poco cortada, tienen aquí el valor de prueba y nos sentimos como el personaje, literalmente preso en esta carrera agotadora de resultado incierto: en efecto, si bien las rocas que amenazan con sepultar a Jimmy son falsas, el actor debe evitarlas realmente, con una velocidad, un instinto y una inventiva que nos deslumbran. Porque en esta pendiente pronunciada no puede anticipar la trayectoria de las rocas y debe dar prueba de inventiva y de audacia para evitarlas. Los frecuentes cambios de eje y encuadre permiten que no perdamos nada de ese espectáculo y a menudo vemos llegar el peligro antes que el personaje. Miramos cómo ese cuerpo ultramóvil, apresado en una mecánica alocada, va llevando a cabo proezas para escapar de la catástrofe que él mismo ha desencadenado. Oscilamos entre la admiración y el miedo, tanto por el personaje, como por el actor que lo encarna: Buster Keaton, un verdadero acróbata y temerario, que ha estado al borde de la muerte en varias ocasiones durante su carrera.